domingo, 15 de agosto de 2010

LOS TRATADOS DE CÓRDOBA

Creo que hemos confundido a la gente cuando hablamos del BICENTENARIO de la INDEPENDENCIA en 2010. Lo que en este año celebramos son los 200 años del inicio de la guerra de Independencia, no su consumación, más de una década después.

Aun así, la efeméride es propicia para recordar el difícil alumbramiento del país como nación soberana; para refrendar nuestra lealtad a los valores esenciales y elevados propósitos que animaron la gesta insurgente; y rendir homenaje a los héroes, hombres y mujeres, que ofrendaron sus vidas para hacer posible la Independencia Nacional.

Para entender mejor su valor histórico, la Independencia Nacional NO fue:

a) Una transición armónica y mutuamente convenida entre la potencia imperial y la colonia oprimida. La Independencia fue, por el contrario, un largo y enconado proceso de rompimiento con la península y la dolorosa gestación de decisiones, formación de fuerzas militares y acuerdos políticos internos, para sacudirnos el régimen colonial y constituir a México como entidad nacional soberana.

b) Tampoco una súbita inflexión histórica donde, en un momento, como Nueva España, éramos súbditos de la Corona Española; y, en otro, una nueva Nación autónoma, diferente de la vieja España, de ciudadanos mexicanos libres con territorio, instituciones y leyes propias. Por el contrario, fue una cruenta lucha que se prolongó por más de dos décadas, entre el inicio de la guerra insurgente, con Don Miguel Hidalgo a la cabeza y la consolidación del triunfo militar, que trascendió a la propia declaración de Independencia en 1821, y se consolidó hasta el retiro del último bastión español en suelo mexicano, al abandonar la fortaleza de San Juan de Ulúa, 15 años después, en noviembre de 1825.

C) No fue resultado de la ruptura entre dos fuerzas monolíticas, organizadas y estables, el Imperio Español, por un lado, y la Nueva España ávida de la emancipación colonial, por el otro, en la que cada una hubiera tenido claras sus prioridades, lealtades y líneas de mando.

En realidad fue una época de turbulencias y fracturas políticas en ambos lados del Atlántico:
En el caso de la península, derivaron en la pérdida de legitimidad de la monarquía española por la invasión francesa y la abdicación de Carlos IV en favor de Napoleón Bonaparte, que se extendió desde 1808, hasta la reinstauración del constitucionalismo en 1820, pasando por la “revolución hispánica” en contra de los invasores, que llevó a la promulgación de la Constitución de Cádiz en 1812, -derogada al regreso de Fernando VII en 1814- y a la propia desintegración del imperio.

En la Nueva España, esos acontecimientos debilitaron el poder virreinal y propiciaron el fin del pacto colonial. De 1808, con el golpe de Estado al Virrey en el ayuntamiento de la Ciudad de México, a 1821 con la declaración de Independencia, se acentuó el encono entre españoles europeos y criollos; hubo no una, sino varias insurgencias, muchas de ellas desvinculadas y hasta enfrentadas entre sí; se formaron y desaparecieron órganos independentistas de gobierno, como la Suprema Junta Nacional Americana de 1811, el Congreso de Chilpancingo de 1814 o la Junta Provincial Gubernativa de 1821; y se enarboló desde el republicanismo en el Decreto constitucional de 1814, hasta la monarquía en el Plan de Iguala de febrero de 1821.

La Independencia Nacional no fue la realización de un plan político preconcebido que, de principio a fin, se haya cumplido al pie de la letra. Por el contrario, fue el fruto de la construcción, la pugna y la conciliación de intereses y proyectos diversos, no pocas veces antagónicos, que si bien tuvieron en común el rechazo al mal gobierno, la idea de emancipación del dominio de la península y la abolición de la esclavitud, se debatieron entre el pensamiento conservador y las ideas liberales, entre monárquicos y republicanos, centralistas y federalistas.

Si bien la república y el régimen federal terminaron por imponerse, lo cierto es que, en palabras de Edmundo O’ Gorman, “el proceso forjador del ser nacional …implicó una lucha interna entre dos tendencias…de tal suerte que, en definitiva, el germen de México incluía, no uno, sino dos Méxicos distintos…(era) el inevitable y sordo conflicto, no de ambiciones e incapacidad –según han querido interpretarlo algunos- ni de malévolas influencias externas –como han pensado otros- sino el de dos posibles maneras de ser, trabadas en el mutuo intento de afirmarse la una en la exclusión de la otra”.

Para la Independencia Nacional, por esa razón, lo mismo fueron fundamentales el Bando de Don Miguel Hidalgo, con el que declaró abolida la esclavitud de diciembre de 1810 y el Acta de Independencia de 1813; que decisivos el Plan de Iguala y los Tratados de Córdoba de 1821. A la luz de la historia, todos ellos son, entre muchos otros, pronunciamientos que diferían en las fórmulas institucionales propuestas, pero no en el sentido emancipador que se propusieron alcanzar.

Así como el Plan de Iguala es el pacto político militar culminante que selló la alianza para alzar con el triunfo a las fuerzas independentistas; la firma de los así llamados “Tratados de Córdoba” significó, en los hechos, el fin del régimen colonial. Ciertamente las Cortes Españolas negaron todo valor a los compromisos adquiridos por el representante del Rey, pero en la realidad lo que se impuso fue lo pactado en Córdoba, el 24 de agosto de 1821.

Es ese valor y esa la trascendencia histórica del pacto mediante el que pronunció “la Nueva España su independencia de la antigua”, que la sociedad del municipio veracruzano de Córdoba reconoce y se afana en reivindicar para que la Nación lo consagre y conmemore como uno de sus momentos fundadores decisivos.

Para los cordobeses, el Bicentenario de la Independencia significa, sin duda, la celebración del constitucionalismo, de la abolición de la esclavitud, del triunfo de las ideas liberales y del nacimiento de México a la vida independiente; pero también implica evocar un origen, que es también un sentido de identidad:

Como veracruzanos sabemos que nuestro estado fue escenario y protagonista de páginas enteras en la gesta independentista; como cordobeses, la batalla del 21 de mayo de 1821 en la que la insurgencia derrotó a las fuerzas realistas, y que hizo de la ciudad el escenario natural para la firma de los Tratados de Córdoba, son hechos que, para nosotros, significan el preludio de la consumación de la Independencia.

La conmemoración del Bicentenario de la Independencia Nacional y del Centenario de la Revolución Mexicana, debe servir a México, no para recrear pugnas históricas y abrir las viejas heridas, sino para reconciliar tanto nuestro pasado prehispánico con el pasado colonial, como las distintas visiones del México independiente, sin duda la mayoría legítimas, que existen hasta nuestros días.

Por todo lo anterior, es de proponerse que México reconozca y valore en los Tratados de Córdoba firmados el 24 de agosto de 1821 en la Villa del mismo nombre en el estado de Veracruz, un paso preliminar decisivo en el proceso de gestación de la Independencia Nacional y que, de esta manera se revalore también a los cordobeses que, durante la guerra de Independencia en 1821, hicieron resistencia a las fuerzas realistas del coronel Manuel Hevia, en defensa del Plan de Iguala y del Ejército Trigarante, lo que generó que, por decreto de 1880, se le concediera el título de Heroica la ciudad de Córdoba.

Exhortemos al Presidente de México a que, como parte de los actos de celebración del Bicentenario de la Independencia Nacional, decrete la inclusión en el calendario cívico nacional al día 24 de agosto de cada año, como la fecha en la que se habrá de recordar que fueron firmados los Tratados de Córdoba.

¡Córdoba y los cordobeses lo queremos… y lo merecemos!

¡Que todo México lo reconozca! Y que ¡Viva México!

BREVÍSIMA PRESENTACIÓN DE VERACRUZ

En mi vida he tenido varios cientos de veces la oportunidad –y también la he buscado- de presentar a mi querido Estado de Veracruz en foros muy variados, tanto en México como el extranjero.

Generalmente utilizo las famosas filminas.

Antes las filminas eran acetatos, hojas trasparentes que contenían grabadas, por copiadora, imágenes que se reflejaban en una pantalla a través de un retroproyector. Hoy, con la tecnología, utilizamos proyectores que envían la señal desde un programa de la computadora. Son filminas electrónicas.

Aun así, he tenido que sufrir la “falta de palabra” de la Tecnología: Cuando menos lo esperas… ¡algo no funciona! Y tienes que pedir de urgencia otro equipo, llevar copia de tu presentación y hasta “aventarte” a capela.

La clave de toda presentación es que el público se lleve registrado lo más relevante de Veracruz. Que al salir, recuerde a nuestro Estado para siempre.

Por ello, una buenas gráficas de la diversidad y riqueza del Estado, de la gastronomía, de las selvas y sierras, de los sitios de recreo –como el ACUARIO, el TAJÍN, CATEMACO, el PICO DE ORIZABA, el MUSEO DE ANTROPOLOGÍA, el COFRE DE PEROTE, las IGLESIAS Y CATEDRALES DEL ESTADO, el MUSEO DE CIENCIA Y TECNOLOGÍA, los descensos de ríos y el Turismo alternativo, y cientos de etcéteras más… Así como las bellezas naturales, o sea, las mujeres veracruzanas, siempre ayudan a respaldar que “una imagen dice más que mil palabras”.

Pero, ¿Qué dirías en sólo 5 minutos de Veracruz si tuvieras que presentarlo ante un público selecto?

Eso me sucedió en una misión internacional en la que yo iba preparado con una presentación llena de gráficas, fotos, imágenes,… para unos 30 minutos cuando… el anfitrión me cambió la jugada.

Me dijo: Juan Fernando, lamentablemente no tenemos tanto tiempo. Vas a hablar de Veracruz durante un máximo de 5 minutos… ¡Sin computadora ni proyector!

¡Sentí que la sangre se me iba a la cabeza! Los planes me los cambiaban de manera radical.

Hablar de Veracruz es fácil. Pero sin fotos, ni imágenes, ni atractivos visuales… el reto es grande para poder envolver a los oyentes.

De todas formas, y de inmediato, le dije: Está bien. ¡Adelante! – con una seguridad que no sé de donde salió.

Y mientras él daba la bienvenida, yo aceleraba mi mente para seleccionar los tópicos que dejarían una “huella” permanente de Veracruz en las mentes de esos empresarios.

Al tomar la palabra, en primer lugar, agradecí la oportunidad de poder hacer una síntesis, de la síntesis, de una síntesis, de lo que es Veracruz.

Les dije: Tal vez ustedes no hayan ido a Veracruz. Es más, es posible que algunos ni siquiera hayan oído hablar de él.

Pero estoy seguro que si han oído hablar de “LA BAMBA”, ¿Verdad? Pues es el Himno Veracruzano. Lo baila nuestra gente en las fiestas más típicas del estado.


Esto lo hice utilizando como "gancho" la película "LA BAMBA", que se difundió en la década de los 80´s sobre la vida de RICHIE VALENS.

Continué:

Y les cuento otra historia: Hace más de 100 años en Veracruz se sembraba un exquisito chile que se prepara en vinagre, con cebolla, sal y especias. Ese chile se producía en Jalapa, la capital de Veracruz, y de ahí su nombre: Chile Jalapeño.

¡La gente soltó una carcajada! Y continué con entusiasmo:

Sé que aquí lo consumen con sus alimentos, pero además en muchas casas lo preparan también.
Pues quiero que cada vez que prueben un picosito chile Jalapeño… ¡Se acuerden de Veracruz!

Veracruz, un Estado lleno de SIETES.

Todos pusieron cara de “juat?”, pero continué…

Para recordar los datos de Veracruz, les pido que recuerden el número siete:
70 mil kilómetros cuadrados de superficie; 700 kilómetros de Costa; 7 millones de habitantes; 7 regiones; 7 estados vecinos; 5,700 metros de altura del Pico de Orizaba (el punto más alto de México); y 7 son nuestros principales productos de exportación: Café, Azúcar, Petroquímicos, Fertilizantes, Productos de Acero, Tabaco y Frutas.

¡Vengan a visitar Veracruz! Muchas gracias por su atención.


Y así, en sólo unos minutos, creo que pude reflejar algo de lo mucho que tiene Veracruz, y sé que no lo van a olvidar.

Al concluir, el anfitrión se me acercó con una cara seria y me dijo:

Juan Fernando: Te pedí que hablaras 5 minutos… ¡Y hablaste 7!

¡Los dos reímos!

Este fin de semana, el 13 al 15 de Agosto, en el WORLD TRADE CENTER tendremos la 16ª EXPO CONSUME LO QUE VERACRUZ PRODUCE. Y como el número 1 más el 6 nos da 7, estoy seguro que será, como siempre, un éxito.

Pero además, veremos muchos productos que los Veracruzanos promovemos con orgullo.

Me pongo a pensar: ¿Irán a ser unos 700 productos?

Bueno, Pues ¡Nos vemos para contarlos!